Quizás conozcas el papel que desempeña la nutrición, el nivel de actividad física, la cantidad de sueño y el estrés en el peso corporal. Sin embargo, estas son solo algunas de las piezas del rompecabezas.
Genética: La nutrición y el ejercicio afectan al peso corporal, pero la genética también es importante. Nuestros genes influyen en los comportamientos alimentarios, la sensación de saciedad después de las comidas y la respuesta del cuerpo ante las toxinas. Desde 2006, se han encontrado más de 50 genes relacionados con la obesidad en distintos estudios. Por ejemplo, los genes de sirtuina son proteínas que controlan la expresión génica y se cree que están relacionados con el peso corporal y el proceso de envejecimiento.
Ponlo en Práctica: las investigaciones demuestran que el ayuno intermitente y el consumo de alimentos ricos en polifenoles (como ciertas frutas y vegetales) pueden aumentar la producción de sirtuinas.
Microbiota Intestinal: La microbiota intestinal está conformada por un conjunto de bacterias que cumplen funciones protectoras, estructurales y metabólicas.
La obesidad está relacionada con ciertos tipos de bacterias, como los Firmicutes, pero otras, como la Akkermansia muciniphila se encuentran a menudo en personas delgadas.
Ponlo en Práctica: entre los alimentos que pueden elevar los niveles de Akkermansia se encuentran los arándanos, el té negro, el aceite de pescado y la linaza. El consumo de alimentos ricos en probióticos como el yogur, que contiene cultivos vivos y activos, y tener una dieta variada y rica en plantas también pueden mejorar el equilibrio microbiano beneficioso.
Equilibrio Hormonal: Las hormonas regulan muchos de los procesos del organismo, por lo que mantenerlas equilibradas es fundamental para perder peso. La grelina, una hormona que puede aumentar el hambre, ralentizar el metabolismo y limitar la capacidad del organismo para quemar el exceso de grasa, se puede mantener baja procurando dormir bien por la noche y reduciendo los niveles de estrés. El cortisol, la hormona del estrés, está asociada con el aumento de peso, ya que puede aumentar el apetito y los antojos en niveles excesivos.
Ponlo en Práctica: la inspiración profunda y otras prácticas de atención plena pueden ayudar a mantener los niveles de cortisol bajo control.
Inflamación: La inflamación se produce cuando el organismo activa el sistema inmunitario. Puede ser causada por la sensibilidad a los alimentos o una dieta baja en alimentos ricos en nutrientes y se ha relacionado con el aumento de peso y la resistencia a la insulina. Los niveles de inflamación también disminuyen con la pérdida de peso, ya que el tejido adiposo libera mediadores inflamatorios, lo que disminuye los niveles de proteína C reactiva, un marcador de inflamación en el cuerpo.
Ponlo en Práctica: trata de comer una variedad de verduras coloridas, evita las toxinas del ambiente y presta atención a las sensibilidades alimentarias para reducir la inflamación.